Tres meses después de su salida de Venezuela en 2019, Yeni comenzó a sufrir un dolor en el seno izquierdo. Los síntomas persistían luego de seis meses y, mientras pasaba de la preocupación a la incertidumbre, ella seguía sin saber dónde buscar atención médica.

Yeni había llegado con sus dos hijos a Panamá buscando mejores condiciones de vida y para reunirse con Pablo, su esposo, quien había migrado solo en 2017. Hubo muchos obstáculos por toda la documentación que tuvieron que validar para que le permitieran a su familia la salida de Venezuela. Fueron acogidos en Panamá en la condición de refugiados y apoyados por organizaciones de la sociedad civil que brindan asistencia a población refugiada y migrante.

Después de ese largo proceso, aún Yeni no sabía qué hacer con su dolor en el seno izquierdo,  o cómo solicitar atención médica. No tenía un empleo formal, no conocía a nadie y tenía muchas dudas.

A inicios de 2020, mientras participaba en un grupo de empoderamiento de mujeres refugiadas, Yeni conoció a la promotora de salud Nayleth Briceño, quien proporcionaba orientación e información sobre la prevención de enfermedades, refería casos para la atención de salud, daba seguimiento y brindaba acompañamiento.

Unos días después, Nayleth recibió una llamada de Yeni solicitando ayuda por la dolencia en su seno izquierdo. Inmediatamente le recomendó que no dejará pasar el tiempo, la orientó y procedió a darle una referencia para que asistiera al Centro de Salud de Amelia Denis de Icaza en el Distrito de San Miguelito.

“Mi trabajo en el proyecto era identificar a mujeres migrantes, brindarles información, orientación y acompañamiento para que pudieran acceder a las instalaciones de los centros de salud y recibir atención básica, ellas y sus familias,” explicó Nayleth.

El Dr. Ricardo Anderson, ginecólogo obstetra del Centro de Salud, le practicó a Yeni una evaluación en las mamas por medio de palpación y no encontró nada concluyente. Le refirió exámenes de mamografía y un ultrasonido para conocer si había alguna afección. Yeni se realizó los exámenes en el Centro de Salud de Nuevo Veranillo y estos fueron analizados por el Dr. Anderson. Afortunadamente, no se encontró ningún tipo de patología.

Yeni explica que anteriormente desconocía la ubicación o servicios de los centros de salud, pero con la referencia que le dio Nayleth, asistió a las instalaciones y fue atendida con mucha eficiencia y calidez por parte del personal médico.

“De verdad que la atención no me la imaginaba así… ¡O sea, de verdad que uno necesita que Dios le ponga personas así en su camino que le abran las puertas! Ese día que fui con la referencia al centro de salud, el médico ya tenía conocimiento de mi caso, el doctor me atendió y me dio la referencia para otros exámenes. Efectivamente hicieron todos los estudios, y aunque no me entregaron resultados ese mismo día, eso me dio más tranquilidad. La semana pasada me entregaron los resultados y gracias a Dios todo está bien en mi seno, y me dieron un tratamiento preventivo para quistes benignos que aparecieron,” comentó Yeni.

La intervención de Nayleth para orientar a Yeni fue posible gracias al proyecto "Fortaleciendo comunidades para la atención primaria en salud" de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). Este proyecto se implementa en estrecha coordinación con el Ministerio de Salud (MINSA) y es financiado por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés) del Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos.

Según R4V[1], la Plataforma Regional de Coordinación Interagencial para Refugiados y Migrantes de Venezuela, el número de refugiados y migrantes de Venezuela reportados por los servicios de migración a nivel mundial asciende los cinco millones hasta principios del mes de febrero de 2021. En Panamá, hasta el 31 de diciembre de 2020, se han otorgado permisos de residencia y de estancia regular a casi 78 mil venezolanos, más de 2,500 han solicitado la condición de refugio y se encuentran 63 refugiados reconocidos.

Este fenómeno de movilidad nunca antes registrado ha puesto a prueba la capacidad de los países de garantizar a refugiados y migrantes derechos fundamentales como el acceso a servicios de salud, viviendas adecuadas, educación y las condiciones que propicien su integración económica y social. Esta situación se ha agravado a razón de la crisis sanitaria producida por la pandemia del COVID-19.

Nayleth, también de nacionalidad venezolana, concluye que con el proyecto "Fortaleciendo comunidades para la atención primaria en salud" se logró que muchas mujeres rompieran la barrera del temor de acercarse a los centros de salud y que se les brindara la atención. En el caso de Yeni, desde la primera persona que la atendió para registrarla en la ventanilla, hasta la enfermera y mucho más con la atención que le brindó el médico, esa percepción negativa de los servicios en los centros de salud cambió.

“Siento como mujer venezolana, que muchas mujeres refugiadas y migrantes de mi país y otras extranjeras desconocen el derecho a recibir atenciones en los centros de salud. Otras no han recibido la mejor atención y a nosotros como promotores de salud nos toca orientar a la población y ayudar a aliviar todos esos temores. También trabajamos con el personal de los centros de salud con el fin de sensibilizar sobre el abordaje hacia la población migrante y refugiada,” comentó Nayleth.

 

[1] La Plataforma Regional de Coordinación Interagencial se estableció de conformidad con la solicitud del Secretario General de las Naciones Unidas al ACNUR y la OIM el 12 de abril de 2018, para dirigir y coordinar la respuesta a los refugiados y migrantes de Venezuela.

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